Salud Ambiental y Salud Humana, por Norberto I. Schinitman
La trascendente relación entre el ambiente y la salud humana era conocida desde tiempos inmemoriales. Hace unos 25 siglos Heráclito de Éfeso, aseveraba que: “La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra”. En el mismo sentido, hace unos dos siglos, Napoleón Bonaparte, nos indicaba que: “Agua, aire y limpieza son los principales artículos en mi farmacia”.
“Un ambiente limpio es esencial para la salud (…)” – Agencia Ambiental Europea
“La salud ambiental (…) se basa en la creación de ambientes propicios para la salud” – OMS
Introducción
En este trabajo, orientado a la extensión (1), fundamentación y expansión de conocimientos ambientales, se exploran algunos conceptos y hechos fundamentales y se examina la importancia y efectos de las interrelaciones y la convergencia entre la Salud Ambiental (2) y la Salud Humana, en el marco del Desarrollo Sustentable (3), con propósitos de sinergia axiológica y de resignificación conceptual. Consecuentemente, además de tratar la temática siguiendo una secuencia pedagógica, se adoptó un enfoque formativo exegético “panóptico”, que intenta favorecer la metacognición, con una discusión detenida de algunos asuntos fundamentales y la inserción de notas aclaratorias en el texto.
Al mismo tiempo, se ha procurado conformar un compacto “estado del arte” acerca de la temática abordada. Para mayor claridad y mejor resultado didáctico, se incluyen, intencionalmente, algunos párrafos redundantes. Además, para facilitar las búsquedas ampliatorias en la web, se mencionan las designaciones en inglés de algunos tópicos importantes.
Principales acrónimos empleados en este documento:
DS=Desarrollo Sustentable o Sostenible.
SA=Salud Ambiental.
SH=Salud Humana.
Salud Ambiental
La expresión Salud Ambiental (SA), de extraordinaria importancia, aunque algo imprecisa y polisémica, suele emplearse -en su sentido más amplio y frecuentemente conceptualizado, que se examina con cierto detenimiento en este trabajo, para dilucidar y promover la expectativa de que las personas disfruten de buena salud como resultado de vivir inmersas en un ambiente sano y adecuado, todo ello en razón de que, como lo explicita la Agencia Ambiental Europea: “El ambiente desempeña un papel crucial en el bienestar físico, mental y social de la gente”. (4)
No obstante, es de importancia destacar que la SA como disciplina abarca e incluye dos orientaciones o líneas temáticas íntimamente relacionadas, igualmente relevantes, sobre asuntos que muchas veces se superponen y que, en numerosos casos, pueden y deben tratarse dentro de ambas orientaciones. Esas importantes temáticas principales se refieren principalmente a:
a. Los efectos de diversos factores ambientales sobre todos los seres vivos y, particularmente sobre la salud, el bienestar y la calidad de vida de los seres humanos, facetas en las que, como se dijo, está enfocado este trabajo; y
b. Las secuelas o consecuencias de las diversas actividades antrópicas sobre el ambiente natural (5) tales como el desarrollo sustentable, el crecimiento poblacional, el calentamiento global, el deterioro y remediación de la capa de ozono, la deforestación, la desertización y sequía, la biodiversidad, la biotecnología, la protección de océanos, mares y costas, y muchos otros.
Asimismo, las dos orientaciones de la SA, que de ningún modo son divergentes, se hallan íntimamente relacionadas, y contienen temas que se superponen, y que pueden y deben tratarse en ambas.
Si se examina, con cierto grado de generalidad, el accionar de los organismos sanitarios ambientales internacionales líderes, es notable que la Organización Mundial de la Salud (OMS, ó WHO, en inglés) orienta sus esfuerzos principalmente en el sentido de que las personas disfruten de buena salud como resultado de vivir inmersas en un ambiente sano y adecuado. Al mismo tiempo, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, ó UNEP, en inglés) lidera la vertiente interesada mayormente por los efectos causados por los seres humanos y sus actividades sobre el ambiente.
Salud Ambiental y Salud Humana
Partiendo de la idea de que todo individuo vive en un medio con el que establece relaciones, la salud y la enfermedad son expresiones diferentes de la interrelación entre el individuo y el ambiente natural y social en el que vive y se desarrolla.
Actualmente, la OMS propone la siguiente definición de SA: “La salud ambiental está relacionada con todos los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona (…) engloba factores ambientales que podrían incidir en la salud y se basa en la prevención de las enfermedades y en la creación de ambientes propicios para la salud.” (6)
Como antecedente ampliatorio, es importante recordar que previamente, en 1993, la Asamblea Consultiva de la OMS de Sofía, Bulgaria, había establecido la siguiente definición de SA: “La salud ambiental comprende aquellos aspectos de la salud humana, (…) que son determinados por factores ambientales físicos, químicos, biológicos, sociales y psicosociales. También se refiere a la evaluación, corrección (…) y prevención de los factores ambientales que pueden afectar de forma adversa la salud de la presente y futuras generaciones”. (7)
Asimismo, la Constitución de la benemérita organización antes mencionada contiene dos importantísimas referencias; una de ellas es la definición de SH (8), como: “(…) un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” (9) y la otra, relacionada con el derecho a la salud, que obliga a los Estados a generar condiciones en las cuales todos puedan vivir saludablemente, establece que: “El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología (…) o condición (…) social.” (10)
En convergencia con las referencias anteriores, es muy importante ponderar conjuntamente una reflexión de G. W. Curtis (c. 1865) acerca de que: “La felicidad radica, ante todo, en la salud”. Como así también un pensamiento de H. F. Amiel (c. 1854) relativo a que: “La salud es la primera de todas las libertades”.
Esas sentencias orientan a pensar que, como resultado de gozar de buena salud, las personas pueden alcanzar estados o situaciones fundamentales por todos anheladas, que influyen primordialmente sobre la calidad de vida.
Marco referencial
La trascendente relación entre el ambiente y la salud humana era conocida desde tiempos inmemoriales. Acerca de ese vínculo, la historia registró, hace unos 25 siglos, un certero pensamiento de Heráclito de Éfeso, quien aseveraba que: “La salud humana es un reflejo de la salud de la tierra”.
En el mismo sentido, hace unos dos siglos, Napoleón Bonaparte, nos indicaba que: “Agua, aire y limpieza son los principales artículos en mi farmacia”.
Actualmente, hay un amplio y generalizado consenso científico acerca de la profunda e indisoluble interdependencia entre la salud y el ambiente, a tal punto que, según la Directora Emérita de la OMS, Dra. G. H. Brundtland: “La contaminación (…) la degradación medioambiental y la utilización no sostenible de recursos naturales tienen un efecto negativo directo sobre la salud de las personas”.(11)
En la misma línea, hace cierto tiempo, surgió una nueva e importante disciplina específica, la “Salud Ambiental” (SA) y también han aparecido otras disciplinas conexas y complementarias. En ese contexto, la vital relación ambiente-salud ha sido corroborada también por la Agencia Ambiental Europea, organismo que asevera que: “Un ambiente limpio es esencial para la salud y el bienestar humano” (12)
En efecto, en nuestra vida diaria, todos estamos constantemente expuestos a una mezcla de composición variable de agentes, condiciones o estímulos ambientales que, en conjunto, suelen denominarse, en inglés, environmental stressors (13). Se ha observado que esos “estresores” ambientales físicos, químicos y biológicos provocan cambios en nuestra salud y nuestros comportamientos, y también que los efectos de esos agentes y su eventual toxicidad pueden variar de acuerdo con la exposición simultánea o secuencial a alguno o algunos de ellos. Las influencias de diversos factores del ambiente sobre la SH son tan importantes, que la OMS estima que alrededor de una cuarta parte de las principales enfermedades pueden imputarse a factores a concausas (14) ambientales determinantes.
Destacando la relación conceptual de inherencia entre el ambiente, la salud y la sustentabilidad o sostenibilidad, idea medular del Desarrollo Sustentable (DS), la “Declaración de Tesalónica”, a la que ha adherido la OMS, afirma que: “(…) la sostenibilidad incluye cuestiones (…) de medio ambiente, (…) salud (…) seguridad alimentaria (…), derechos humanos y paz” (15).
Concomitantemente, existe también una relación conceptual de inherencia y una fuerte vinculación entre la SH, la educación y el Desarrollo Sustentable. Además, en coincidencia con la cita anterior, resulta muy importante advertir que, de acuerdo con la OMS, cualquier mejora de la salud humana ha de basarse necesariamente, entre otros, en los siguientes prerrequisitos: “(…) la educación (…) [y] un ecosistema estable (…)” (16)
Además, y esto es extremadamente importante, la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1992 afirmó que los seres humanos deben estar en el centro de las prevenciones e intereses relacionados con el DS y que todos tienen derecho a una vida saludable y productiva, en armonía con la naturaleza; por lo que, como consecuencia: “Los objetivos del desarrollo sostenible sólo pueden lograrse cuando no hay una alta prevalencia de enfermedades debilitantes (…) Es urgente hacer frente a las causas de la mala salud, incluidas las (…) ambientales, y a su efecto en el desarrollo (…)” (17)
Los factores determinantes de la SA son aquellos elementos o concausas (18) que pertenecen a la realidad física ambiental y que pueden influir sobre la salud o enfermedad humanas. Además, el ambiente sano incluye muy diversos componentes, tales como el aire que respiramos, el agua que bebemos, con la que se prepara las comidas y se asean nuestras viviendas, las tierras agrícolas donde se cultivan los alimentos y los hogares y las ciudades donde vivimos y trabajamos, entre muchos otros.
Hace unos 2400 años, un intuitivo aforismo de Hipócrates de Cos, el “Padre de la Medicina”, nos lo anticipaba así: “Para saber acerca de la salud de una población, hay que observar el aire que respiran, el agua que beben y los lugares en donde viven”
Indubitablemente, la variedad de factores antes citados y otros conexos están vinculados con un complejo y extenso tema central que podría sintetizarse en las respuestas a los dos siguientes grandes interrogantes: ¿cómo influye el ambiente sobre nuestra salud?, y ¿cómo afectan los seres humanos y sus actividades al ambiente?
Como parte inicial de la respuesta, tengamos en cuenta que la OMS estima que alrededor del 25% de las principales enfermedades humanas pueden atribuirse a factores ambientales. Entre ellos, pueden mencionarse como posibles fuentes ambientales de origen de enfermedades: el agua, los alimentos, el cambio climático, los campos electromagnéticos, las radiaciones y los residuos. Por supuesto, esta breve enumeración no es exhaustiva ni es presentada en orden jerárquico.
Acerca de la relación hombre ambiente, al vivir las personas inmersas en el ambiente, surgirán casi inevitablemente una serie de situaciones de interacción que traen consigo la necesidad de tratar y resolver una multitud de “problemas ambientales” algunos de ellos muy novedosos, que no se habían previsto anteriormente. Concurrentemente con lo expuesto, desde hace unos 40 años se viene haciendo cada vez más visible una diferenciación en el enfoque conceptual de los problemas ambientales relacionados con la salud.
Problemática interdisciplinaria de la salud y el ambiente
Como una importante observación sobre el ambiente, la salud y su problemática interdisciplinaria, consideraremos un antecedente relevante que ejemplifica y confirma la compleja relación que existe entre el ambiente y la salud, El mismo se refiere a la grave epidemia de cólera de Londres de 1854 que provocó unas 500 defunciones en menos de dos semanas en el distrito de Soho, y a la bomba de agua de uso público de la calle Broad, de ese mismo distrito.
Hoy sabemos que el cólera es una infección intestinal aguda causada por la ingestión de agua o alimentos contaminados con la bacteria Vibrio cholerae, (aislada en 1854 por Pacini y estudiada más completamente unos 30 años más tarde por Koch).
Esa bacteria tiene un periodo de incubación corto, de uno a cinco días, y produce una enterotoxina (19) que ingresa al estómago y los intestinos con el agua o los alimentos contaminados. Esa enterotoxina causa una diarrea acuosa, copiosa e indolora que puede conducir con rapidez a una deshidratación grave y a la muerte, si no se trata prontamente.
En aquel momento, sabiendo que la mayoría de las familias residentes en Soho obtenían el agua para beber de una bomba situada en la calle Broad, el Dr. J. Snow, un conocido médico de ese distrito, se propuso estudiar si el brote epidémico de cólera tenía alguna relación con el consumo de agua proveniente de esa bomba. Para ello, cartografió en un plano del distrito los nombres y direcciones de más de 80 personas fallecidas de cólera en el área, basándose en sus certificados de defunción. Además, visitó algunas casas y preguntó a sus moradores acerca de la procedencia del agua que bebían. Muy pronto, confirmó que la mayoría se abastecía de agua extraída de la bomba de la calle Broad.
También calculó la distancia entre el domicilio de cada difunto y la fuente de agua más cercana, observando que en casi el 90% de los casos era la bomba de la calle Broad y que cerca del 75% de los fallecidos habían bebido su agua. Asimismo, requirió información sobre algunos residentes que, habiendo bebido anteriormente agua de la bomba mencionada, abandonaron el barrio al comenzar la epidemia y posteriormente fallecieron en otros puntos de la ciudad donde no se habían registrado casos de cólera.
Asimismo, se enteró de la ausencia de cólera entre los trabajadores de una fábrica de cerveza aledaña a la bomba de agua y del escaso número de óbitos en un albergue para indigentes cercano a esa misma bomba. De las averiguaciones de Snow surgió que los trabajadores de la cervecería temían beber el agua de la bomba y sólo tomaban cerveza, y que los residentes del albergue captaban el agua de un pequeño arroyo privado.
Ante esos hallazgos, presentó los resultados de su investigación ante el Consejo del Distrito, solicitando la inhabilitación de esa bomba, lo que fue aprobado y se hizo sencillamente, retirando la palanca de accionamiento. Esta medida resultó altamente impopular, porque los usuarios no comprendían su finalidad. Como resultado, se observó que, lentamente, fueron disminuyendo los casos de cólera. Posteriormente, se halló que un caño cloacal, con posibles pérdidas, pasaba muy cerca del pozo de la bomba.
Los hechos expuestos pueden servir como argumento científico confirmatorio de los viejos asertos acerca de la relación entre el ambiente y la salud de las personas. Al mismo tiempo, constituyen uno de los primeros ejemplos del uso de la metodología científica ahora conocida como “método epidemiológico”, utilizada posteriormente en múltiples oportunidades tanto para la investigación de las causas, como para la solución de brotes de enfermedades transmisibles.
Por ese trabajo, el ilustre Dr. John Snow es reconocido como el padre de la moderna Epidemiología y la ciudad de Londres lo recuerda con una bomba sin palanca de accionamiento, situada muy cerca de donde estuvo la bomba de Soho en 1854.
Salud ambiental, salud humana y calidad de vida
Retrocediendo a lo profundo de la historia de la humanidad, tengamos en cuenta que cuando nuestros ancestros más primitivos, los primeros hombres prehistóricos, aparecieron en el planeta, su expectativa máxima de vida no superaba unos 30 años. Ese plazo vital, breve en comparación con el de la mayoría de las personas que integran las sociedades del presente, estaba relacionada con la hostilidad y las dificultades propias del ambiente donde vivían. No obstante sus exiguos períodos de vida, nuestros antecesores tuvieron descendencia y fueron transformando y modificando muy lentamente su ambiente para obtener diversos tipos de recursos. Además, y esto es de extraordinaria importancia, lograron asentarse y ambientarse de modo tal que los seres humanos se constituyeron en los mamíferos predominantes sobre la tierra.
Para su supervivencia, debieron buscar incesantemente alimentos y agua potable en cantidad suficiente, mientras aprendían, duramente, por experiencia, a evitar ingerir plantas dañosas para la salud que contuvieran toxinas, como por ejemplo hongos venenosos o carnes descompuestas o infectadas.
Asimismo, debieron luchar, en la medida de sus escasas posibilidades, con infecciones y parásitos transmisibles de persona a persona, o de los animales a las personas, muchas veces por medio de los alimentos, el agua o ciertos vectores. También debieron aprender a evitar ataques de animales salvajes, lesiones por caídas o fuego, riesgos derivados de temperaturas extremas, lluvia, nieve, desastres naturales y otras condiciones adversas.
Todos esos riesgos para la salud estaban presentes en el ambiente natural en el que medraban. Penosamente, hoy en día, en ciertas sociedades poco desarrolladas, algunos de los riesgos mencionados persisten aún como importantes problemas sanitarios de origen ambiental. Además, la salud humana ha estado y está siempre amenazada por peligros naturales como las tormentas, las inundaciones, los incendios, los movimientos de tierra y las sequías. Las consecuencias de esos riesgos y otros similares están empeorando a causa de acciones humanas como la deforestación, la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático, como así también por la falta de preparación acerca de cómo actuar ante emergencias.
Por otra parte, en las sociedades del presente han surgido nuevos riesgos, debidos principalmente al notable desarrollo tecnológico e industrial, que superan a los riesgos convencionales como principales amenazas para la salud y el bienestar de las personas. No obstante, de acuerdo con la OMS, la esperanza de vida (20) ha aumentado de forma significativa en las últimas décadas en la mayoría de los países. “En los últimos 50 años, la esperanza media de vida al nacer se ha incrementado en términos mundiales en cerca de 20 años (…)” (21)
Asimismo, la OMS señala que la esperanza media de vida se va acrecentando en la mayoría de los países. Algunos autores atribuyen principalmente ese aumento a mejoras en las condiciones ambientales, lo que, a su vez, redunda en un mejoramiento de las condiciones generales de vida. Otros plantean que una nutrición más completa es la que promueve una mayor longevidad. Asimismo, resulta evidente que los cambios benéficos para la salud no podrían haberse producido sin un mejoramiento en el diagnóstico y el tratamiento médico de las enfermedades.
En el contexto mencionado, lo más probable es que todas esas afirmaciones sean correctas en cierta medida. El progreso en la salud ha sido correlativo con los progresos de la calidad ambiental, la alimentación sana e inocua y los avances de la medicina. Concurrentemente, en la actualidad las personas que enferman tienen más y mejores posibilidades de sobrevivir debido a una mejor atención médica y la gran mayoría de quienes se encuentran sanos están ahora más propensos a continuar en esa condición, debido al mayor control de los riesgos ambientales y a una mejor alimentación.
La ciencia de la Salud Ambiental (en el sentido del enfoque u orientación impulsada principalmente por la OMS), se basa, en esencia, en dos aspectos u orientaciones: una que estudia los riesgos del ambiente, sus efectos sobre la salud y la sensibilidad de las personas frente a las exposiciones, y otra que explora el desarrollo de medios efectivos para la protección contra los riesgos ambientales. Atendiendo a su importancia, conviene detenerse brevemente para conceptualizarlos. Genéricamente, “(…) el riesgo ambiental (…) es entendido (…) como la posibilidad de que se produzca un daño o catástrofe en el (…) ambiente debido a un fenómeno natural o a una acción humana”. [22]
Paralelamente, la Agencia de Protección Ambiental de los EUA (US EPA), concibe al riesgo ambiental como la posibilidad de efectos dañosos a la salud humana o a los ecosistemas resultante de la exposición a un estresor ambiental (23) (cualquier factor o agente físico, químico o biológico que puede inducir una respuesta adversa o afectar desfavorablemente algunos recursos naturales o ecosistemas completos). Además, en ciertos casos, el riesgo ambiental suele ser concebido también como un peligro ambiental latente, oculto aparentemente inactivo, que puede provocar pérdida de vidas humanas, pérdidas económicas, sociales o ambientales en cierto lugar y durante un tiempo de exposición determinado, que está relacionado con la probabilidad de su ocurrencia y la severidad del daño que puede causar, como por ejemplo, la probabilidad de pérdida de vidas humanas y pérdidas materiales por el colapso de estructuras edilicias debido a un sismo.
Por otra parte, como se dijo anteriormente, el ambiente limpio y sano es imprescindible para la salud y el bienestar de todas las personas. A este respecto, los efectos del ambiente sobre la salud mejor conocidos son los relacionados con la contaminación del aire y la calidad del agua. Mucho menos se sabe acerca de los efectos sobre la salud de numerosas sustancias químicas.
Al mismo tiempo, muchos estudios van acrecentando la importancia de los ruidos y vibraciones como problemas para el ambiente y la salud. Asimismo, el cambio climático, la disminución del ozono estratosférico, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los suelos también pueden afectar a la salud humana.
Entre los efectos sobre la salud relacionados con estos factores se incluyen las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, el cáncer, el asma y las alergias, así como los trastornos reproductivos y del desarrollo neurológico. No obstante, los peligros principales para la salud humana derivados de la contaminación del aire provienen del particulado atmosférico y del ozono troposférico.
El programa comunitario “Aire Puro para Europa” calculó que se producían unas 350.000 muertes prematuras al año a causa de las partículas finas (PM 2,5) (24). Con un nivel de exposición como el citado, la esperanza de vida media se reduce aproximadamente en un año.
Los efectos de los productos químicos sobre la salud se conocen mucho menos y crece la preocupación que genera la exposición a mezclas de productos químicos en niveles bajos de concentración, durante periodos prolongados de nuestra vida, en particular, durante la primera infancia y el embarazo.
En el caso de los contaminantes químicos persistentes con efectos a largo plazo (COPs), como los bifenilos policlorados (PCBs), los clorofluorocarbonos (CFCs), dioxinas y furanos y otros productos tales como ciertos materiales de construcción, éstos pueden entrañar serios riesgos. Muchos de los contaminantes que afectan a salud humana se están sometiendo gradualmente a controles y regulaciones de uso.
En numerosos casos, hay cuestiones emergentes, puesto que aún no se conocen bien las vías de propagación en el ambiente y los efectos sobre la salud. Como ejemplos pueden citarse los campos electromagnéticos, algunos agroquímicos y algunas enfermedades infecciosas cuya propagación puede estar influida por el cambio climático. Al mismo tiempo, se están haciendo esfuerzos para implementar sistemas de “alerta temprana” destinados a acortar el tiempo entre la detección de un posible peligro y la acción o intervención regulatoria.
Ecosistemas, Salud Ambiental y Salud Humana
En todos los tiempos, el hombre ha aprovechado y utilizado el ambiente natural para satisfacer sus necesidades materiales y pervivir. La subsistencia y la salud de todas las formas de vida, humana, vegetal y animal dependen de los importantísimos ecosistemas naturales que las sustentan con una gran variedad de servicios y bienes disponibles. A este respecto, según la OMS: “Desde la disponibilidad de agua y alimentos (…) hasta la regulación de los vectores de enfermedades, las plagas y los agentes patógenos, la salud y el bienestar humanos dependen de (…) servicios y condiciones del medio ambiente natural. En la base de todos los servicios de los ecosistemas se encuentra la biodiversidad”. (25)
El término ecosistema (26) define, en su conjunto, a los componentes bióticos (vivientes) y abióticos (sin vida) a través de los que se produce tanto el flujo de la energía como el reciclado de los materiales. Los ecosistemas son entidades limitadas que han desarrollado mecanismos estables propios y un balance interno que ha evolucionado durante siglos.
De acuerdo con la OMS, en relación con los seres humanos y las funciones de los ecosistemas: “Los servicios de los ecosistemas son indispensables para el bienestar y la salud de las personas en todas partes”. (27)
En general, para su mejor estudio y comprensión, los bienes, servicios y beneficios fundamentales que nos ofrecen los ecosistemas pueden clasificarse en cuatro grandes grupos, como se establece en el siguiente cuadro.
Los componentes fundamentales de un ecosistema son los productores (plantas verdes), los consumidores (herbívoros y carnívoros), los descomponedores (hongos y bacterias) y el componente abiótico (no viviente) constituido por materia orgánica muerta y nutrientes presentes en el agua y el suelo.
Dentro de los ecosistemas estables y equilibrados, una especie no elimina a otra, debido a que esto perturbaría la cadena trófica. Esta cadena consiste en una sucesión de etapas naturales durante las que ocurre el proceso de transferencia de energía alimenticia a través de una serie de organismos, en donde cada uno se alimenta del que lo precede y sirve como alimento del siguiente. Los ecosistemas con buen equilibrio y estabilidad son los que tienen mejores posibilidades de sobrevivir y perdurar.
Por otra parte, es relevante tener en cuenta que la capacidad de los ecosistemas para absorber determinados detritos y residuos y para recuperar el suelo y purificar el agua dulce es limitada. Debe prestarse particular atención a que los límites del uso dependen de cada sistema. Asimismo, el posible aprovechamiento de cada uno de ellos no debe sobrepasar su capacidad y posibilidades de proveer recursos y de degradar o metabolizar los desechos, ya que una sobrecarga o solicitación externa excesiva puede reducir la resistencia del ecosistema, lo que a su vez puede promover un importante cambio desfavorable en el mismo o, peor aún, su pérdida.
A los ecosistemas ingresan energía solar, agua, oxígeno, dióxido de carbono, nitrógeno y otros elementos y compuestos químicos, mientras que los egresos incluyen el calor generado por la respiración, agua, oxígeno, dióxido de carbono y nutrientes. La fuerza impulsora fundamental de los ecosistemas es la energía solar y los nutrientes se van reciclando permanentemente.
Las plantas verdes usan la energía lumínica transformándola, por medio de la fotosíntesis, en energía química que se almacena en forma de carbohidratos y otros compuestos. Esta energía es transferida a todo el ecosistema a través de la cadena trófica.
Tanto la complejidad como la capacidad para el cambio de los ecosistemas deben ser y mantenerse sustentables, puesto que, para la OMS, de lo contrario: “La alteración de los ecosistemas puede repercutir en la salud de diversas formas (…) Los efectos (…) están determinados por (…) factores (…) que afecta[n] a la vulnerabilidad frente a los cambios en aspectos tales como el acceso a los alimentos y el agua”. (28)
Asimismo, es importantísima la protección y conservación de la sustentabilidad de los ecosistemas puesto que: “(…) los ecosistemas (…) sostienen toda la vida en este planeta. Si se los daña, no podremos restaurarlos completamente (…)” (27)
Conclusiones
La Salud Ambiental (SA) es el área científica que trata principalmente acerca de la interacción y los efectos sobre la Salud Humana (SH) que puede plantear el medio en el que habitan las personas y, al mismo tiempo, también se interesa por el efecto de las actividades antrópicas sobre el ambiente. Además. la SH y el ambiente sano están fuertemente ligados, puesto que ambos constituyen prerrequisitos fundamentales para alcanzar el Desarrollo Sustentable (DS). El ambiente construido, o sea la infraestructura confeccionada por los humanos, también influye sobre la SH.
Por tanto, es extremadamente difícil imaginar la construcción de un futuro sustentable y viable para la humanidad sin una profunda preocupación conjunta por la SA y la SH. Afortunadamente, la comprensión de los vínculos entre la SA, la SH y el DS se ha venido consolidando en los últimos años. La diversidad natural y social, aunada a la multidisciplinariedad, multicausalidad, pluriconceptualidad e imbricación temática de la SA, impulsa el emprendimiento de acciones coherentes, holísticas y sistemáticas.
Aunque anteriormente algunos autores pensaban que la SA se encuadraba sólo dentro de la competencia de las ciencias médicas, ahora queda claro que se trata de una temática que incumbe y compromete a numerosas disciplinas e involucra a todos los seres vivos. En consecuencia, la conservación y protección de un ambiente sano, adecuado y favorable para la SH, depende de todos nosotros. www.ecoportal.net
Prof. Norberto I. Schinitman – Bioquímico, Máster en Educación Ambiental, Licenciado en Enseñanza de Ciencias Ambientales, Diplomado en Salud Ambiental, Auditor Ambiental- Oficina Pro Bono de Educación y Extensión Ambiental “Ut humiliter opinor”
Referencias:
1. La extensión educativa es entendida por el autor como resultado de la aplicación de tres preclaros paradigmas de Comenio (J. A. Komensky), autor de la “Didáctica Magna”, c. 1650:”Tengamos sólo un fin a la vista, el bienestar de la humanidad”, “La educación es indudablemente necesaria para todos” y ”Enseñar todo a todos”.
2. Environmental Health, en inglés
3. Education for Sustainable Development, en inglés
4. European Environmental Agency. Environment, health and quality of life. [En línea]. 2010. [Consulta 12 diciembre 2011]
Disponible en: http://www.eea.europa.eu….
5. El término naturaleza hace referencia a los fenómenos del mundo físico y a la vida en general, y también al conjunto, orden y disposición de todo lo que compone el universo. Generalmente no incluye los objetos artificiales ni las intervenciones humanas.
6. Organización Mundial de la Salud. Salud Ambiental. [En línea].2001. [Consulta 05 diciembre 2011]
Disponible en: http://www.who.int/…
7. Ordóñez, Gonzalo A.. Salud ambiental: conceptos y actividades. Rev Panam Salud Pública. [En línea]. 2000, vol.7, n.3, pp. 137-147. ISSN 1020-4989. [Consulta 16 noviembre 2011]
Disponible en http://dx.doi.org/…..
8. Human Health, en inglés
9. Organización Mundial de la Salud.Constitución de la Organización Mundial de la Salud. [En línea].2006. [Consulta 15 diciembre 2011]
Disponible en: http://www.who.int/….
10. Organización Mundial de la Salud. El derecho a la salud. [En línea] 2007 [Consulta: 06 diciembre 2011].
Disponible en: http://www.who.int/…
11. Brundtland, G. H. Salud y Desarrollo Sostenible [En línea]. 2002. [Consulta: 02 febrero 2012].
Disponible en: http://www.revistasice.info/….
12. Agencia Ambiental Europea. The European environment–state and outlook 2010: synthesis. [En línea]. (2010). [Consulta: 10 febrero 2012]
Disponible en http://www.eea.europa.eu/….
13. En la bibliografía ambiental en español raramente aparece el término “estresor”, que aún no se encuentra en el diccionario de la RAE.
14. Cosa o asunto que, juntamente con otra u otras, causa algún efecto.
15. CONFERENCIA INTERNACIONAL MEDIO AMBIENTE Y SOCIEDAD: EDUCACIÓN Y SENSIBILIZACIÓN PARA LA SOSTENIBILIDAD. Declaración de Salónica.[En línea]. 1997. (Consulta 01 a-gosto 2011)
Disponible en: http://www.medioambiente.gov.ar/…
16. OMS. Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud [En línea] 1986 [Consulta: 06 diciembre 2011].
Disponible en: http://www.paho.org/…
17. UN Department of Economic and Social Affairs. Division for Sustainable Development. Plan de Aplicación de las Decisiones de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible. [En línea] 2003 [Consulta: 20 diciembre 2011].
Disponible en: http://www.un.org/….
19. Sustancia nociva o perjudicial para la salud, generada por ciertas bacterias, que puede afectar determinadas partes del tracto gastrointestinal. Esa sustancia ingresa al estómago y los intestinos cuando se consume agua o alimentos contaminados.
20. Según la OMS, la esperanza de vida es el número medio de años que una persona puede prever que vivirá si se mantienen en el futuro las tasas de mortalidad por edad del momento en la población.
21. OMS. Informe sobre la Salud en el mundo-2003. [En línea]. (2003). [Consulta: 18 noviembre 2011].
Disponible en: http://www.who.int/….
22. Schinitman, N. I. Riesgo ambiental.[En línea]. 2011. (Consulta 18 enero 2012)
Disponible en: http://www.revistavirtualpro.com/…
23. Cualquier factor o agente físico, químico o biológico que puede inducir una respuesta adversa o afectar desfavorablemente algunos recursos naturales o ecosistemas completos.
24. Particulado sólido aerotransportado, suspendido y disperso en el aire.
25,28. OMS. Cambio climático y salud humana. [En línea]. (2012). [Consulta: 02 febrero 2012].
Disponible en: http://www.who.int/…
26. Generado hacia 1935 por el ecólogo A. G. Tansley.
27. Chivian, E., Bernstein A.D. How Our Health Depends on Biodiversity. Harvard Medical School Center for Health and the Global Environment. [En línea]:2010 (Consulta 18 diciembre 2011)
Disponible en: http://chge.med.harvard.edu/…
Artigo socializado pelo Ecoportal.net e publicado pelo EcoDebate, 05/06/2012
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